lunes, 23 de marzo de 2009

marcianos de plastilina



Con poco más de tres años ya eres todo un devorador de cuentos, contados por mamá o por mí, por supuesto. Pero disfrutas junto a nosotros de un placer que en casa es algo habitual: nos sentamos con Lola junto a la alfombra y vemos cuentos mientras yo os explico, mis amigos y tu madre dicen que a lo big fish, siempre haciéndolo todo un poco más grande de lo que es. Aún así, me sorprende lo mucho que os gusta. Y de los cuentos, hemos pasado a consolidar a tres amigos imaginarios: uno es "el bueno", Julián, el que hace caso, el que construye cosas. Los otros dos son más traviesos, Tomás, su primo y Carlito, un amigo del cole que pinta en todos los sitios menos en los cuadernos. Más o menos como tú. El otro día te conté cómo Julián hacía muñecos de plastilina de extraterrestres, de marcianos. Evidentemente, por la noche su primo Tomás y Carlito llegaban a su casa para destrozarlos en una gran bola multicolor. Como no sabías cómo eran, hicimos nosotros nuestros propios marcianos de plastilina. Lola los intentó destrozar. A la mamá le encantaron. Y, al final, como siempre, los fuiste rompiendo tú poco a poco: ahora se le cae una antena, después la cabeza, y, al final, acaban convertidos en una especie de pizza. Para que no olvides cuál fue nuestra primera gran obra, acá te la dejo: la familia marciana con su platillo volante hecho con los platos de plástico del último cumpleaños. Toda una obra de arte, ¿no?.

miércoles, 11 de marzo de 2009

crisis

Os escribo ésto a tí y a Lola porque no quiero olvidar lo que está pasando en el mundo. Tal vez cuando seáis mayores, las cosas se vean de otra forma, seguro que con más perspectiva de lo que yo puedo hacerlo ahora. Pero hay cosas que no se pueden pasar por alto. Cuando vosotros nacísteis, el mundo funcionaba por encima de sus posibilidades. La gente todo lo consumía, todo lo agotaba, hasta el planeta, todo lo quería tener. La vida, así, parecía fácil: todo el mundo tenía más de lo que había podido imaginar en sus mejores sueños, y el valor de cada uno era equivalente al valor de sus posesiones. Y todos caímos en ello.
Un día las cosas empezaron a cambiar. La mentira en la que estábamos instalados se quedó de pronto sin argumentos para sostenerse: la economía resultó ficticia, el dinero no estaba, las cosas no valían lo que nos habían dicho, el discurso oficial de los medios de comunicación y de los políticos se había quedado obsoleto y vacío. La gente comenzó a descreer. Los amos del sistema se negaban a soltar marras. Pero hubo un día, en el año 2008, donde todo empezó a cambiar.
Os cuento esto y me planteo dos dudas: os escribo como a niños cuando supongo que, el día que me leáis, ya no lo seréis, pero prefiero explicároslo como si fuera un cuento, como tanto os gusta. La segunda duda viene dada porque no sé cómo se vivirá de aquí no más de cinco años, pero supongo, y espero, que las cosas sean distintas a como lo son ahora.
Para mí la crisis no supone ningún trauma. Cierto es que económicamente las cosas nos van fatal, que nos crea tensiones en el día a día a mamá y a mí. Cierto es que, aún pequeños, nos intuís preocupados. Así que hoy voy a cambiar por completo el concepto de nuestras vidas. A partir de ahora, seremos felices por estar juntos, por tener salud, y jugaremos con las cosas que ya tenemos en casa o en el jardín. Si lo pensáis, no nos hace falta nada más, aunque hubo un tiempo, creedme, que las cosas, sin querer, las habíamos montado de otra manera. Vamos a tener un respeto escrupuloso por la naturaleza. Si lo pensáis, junto a nuestro valor como personas, es lo mejor que tenemos. Vamos a disfrutarla, vamos a aprovecharla, en vez de aprovecharnos de ella. Y vamos a hacer los esfuerzos mayores, la mamá y yo, por educaros con estas variables. No me pidáis juguetes. Pedidme que juguemos juntos al sol y que aprendamos a respetar nuestro entorno y a las personas que nos rodean. A nosotros mismos nos lo enseñaron así, pero sin darnos cuenta nos vimos haciendo todo lo contrario.

miércoles, 29 de octubre de 2008

terremoto lola

Tiene ahora 16 meses, y no podéis estar el uno sin la otra. La época de los celos ya casi pasó: ahora jugáis, coméis, os bañais y vais juntos a todas las partes de la casa. Cuando tú eras más pequeños creíamos que habías salido como yo: travieso, hiperactivo, indomable. Pero con el tiempo ha resultado que la que es así es tu hermana. Es la reina de la guardería. Supongo que tiene un buen maestro de juegos. Se defiende a la perfección, y tiene mucha destreza. Y un carácter que da miedo. Tú, en cambio, te has vuelto más bueno, más apacible; muy activo y hablador y juguetón, pero en el fondo eres bueno y sensible. Destacas por tu imaginación, hasta me lo dicen en el colegio. Siempre con tus animales y con tus cuentos. Te estoy contando ahora El Principito, y aunque no entiendes nada, te encanta escucharle hablar con el zorro y la serpiente, con las rosas y los corderos. Siempre he pensado que la batalla más importante del mundo es la que se libra entre las rosas y los corderos. Lola es genial, como tú, qué va a decir un padre. De momento, y ojalá por muchos años, éste es el único túnel que conocéis: es un túnel de juegos. Es azul, y al final siempre estamos mamá o yo. Ojalá la vida fuera así siempre.

vacaciones en la toscana

Ya han pasado algunos meses, desde que en agosto pasamos ocho días en la Toscana en una casa rural, I Pitti, en el pueblo de Montecatini, en Sierra Pistoiese. Fuimos con Susa y con Fer, con Marc y con Vega, tú y yo, Lola y la mamá. Es una tierra preciosa que no recordarás salvo por las fotos, en la que os pasábais el día persiguiendo palomas por Florencia, Pistoia, Luca, Siena y San Gimigiano. Pero te remarco esta fecha, y estas vacaciones, porque ha sido vuestro primer viaje en avión. Y ya lo sabes, supongo: me dan pánico los aviones. Desde que llegásteis al mundo, los evito a toda costa, salvo para temas imponderables, o las vacaciones, porque la mamá me mata si nos perdemos cosas por culpa de mis fobias. Recuerdo que en avión, te psaste el viaje mirando por la ventana y comiendo conguitos; que no te querías poner nunca el cinturón, y que te tuve que decir que la azafata era un policía, para que hicieras caso.
Tenemos muchas fotos. A mí me encanta ésta que nos hizo mamá.

martes, 28 de octubre de 2008

tú y tus cuentos

Me dicen en el colegio que estás muchas veces en otros mundos, con tus cuentos, con las historias de animales que no paras de contar. Recuerdo que antes de que nacieras hablé con los de la panda sobre si los padres éramos capaces de transmitir a nuestros hijos parte de nuestros gustos, de nuestra historia vital. Hablamos precisamente de literatura, de la pasión por leer y por contar historias. No sé qué harás en un futuro; cuáles serán tus gustos, cuáles tus preferencias. Lo que sí sé es que tienes tres años y tres meses y no dejas de contar historias. Y pedirnos a mí y a mamá que te contemos cuentos a todas horas: cuando vamos por la mañana al colegio, cuando te acuestas y no te quires dormir y nos pides que te contemos una historia tras otra. Vives rodeado de libros, de cuentos y de animales de plástico. Y haces que los personajes de cuentos cobren vida casi real. Te sucede con Carlito, tu otro yo, tu amigo imaginario. Cuando haces algo mal, lo hace él. Nos miras con los ojos de pillo y nos dices: "yo no he sido. Ha sido Carlito". Y Carlito sólo existe en las historias que yo te cuento y que tú escuchas con los ojitos emocionados, riendo, a veces llorando. No sé si cuando leas esto seguirás leyendo, y disfrutando con las historias que avivan tu imaginación. Pero sí sé lo que eres ahora: un devorador de sueños. De historias que hacen que nuestra vida -la de todos los que te rodeamos- sea mucho mejor de lo que es.

lunes, 14 de julio de 2008

lola

Ya tiene más de un año. Lo cumplió el 22 de junio. Ya somos cuatro en la familia. Desde entonces, mucho habéis crecido tu hermana y tú. Lola empezó a andar este fin de semana. Tú ya eres un hombrecito con conversaciones de cuentacuentos. Te comes un polo de chocolate y dices "está delicioso". Ves a la profesora de la guardería de tu hermana y le preguntas si ha comido bien...
Nos sorprendéis los dos cada día. Tú, con tu obsesión por las vacas, los animales y los cuentos. Todo el día quieres que te contemos cuentos de todo: de tus miedos a los lobos y a las brujas. De los búhos buenos. Y en todos los cuentos, introduces a las vacas. Tus vacas moradas. Lola nos sorprende por su destreza y simpatía. Siempre te está mirando. Siempre va detrás de tí. Tú le quitas todos los juguetes de las manos y ella protesta. La ves con un pato y dices "este pato me gusta", y se lo quitas. Y ella protesta, y coge un dinosaurio y dices "este dinosaurio es el mío". Y así todo el rato. Pero le das muchos besos y le dices que la quieres mucho.
Lola ya anda. Lo ha hecho casi como tú: al poco de cumplir un año. Ya verás la que nos espera. Está tan espabilada que nos va a llevar a todos de calle. Hacía tiempo que no te escribía. Era injusto que no hubiera aparecido tu hermana en este blog para tu futuro...

martes, 15 de abril de 2008

duermen los niños

Más de los sueños. Más de las noches. Más de las pesadillas. Adoro que duermas en nuestra cama y adoro verte dormir. Como un ángel. Como cuenta Calamaro.